SEPTIEMBRE 11

"Y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó generosamente a los dos. ". Lucas 7:42

Todos nosotros estamos endeudados. Por supuesto que hay una diferencia en el monto de nuestras deudas. Algunos han pecado mucho más que otros. Pero ya sea que nuestra deuda sea pequeña o grande, no tenemos absolutamente nada con qué pagarla. No podríamos pagar más fácilmente los cincuenta que los quinientos. Lucas 7:41. Dios por medio de la obra de Su hijo Jesucristo en la Cruz, los perdonó a ambos. Es tan fácil para Dios perdonar los pecados más grandes como los más pequeños. ¡Él los perdona Todos !. Esa es la única forma en que podemos librarnos de nuestros pecados.

El SEÑOR en su infinito amor y misericordia arrojó todos nuestros pecados a lo profundo del mar: Volverá a compadecerse de nosotros, eliminará nuestras iniquidades. "Sí, arrojarás a las profundidades del mar Todos nuestros pecados". Miqueas 7:19 Borrando así más allá de toda posibilidad de restauración, toda evidencia de su deuda. Así es como Dios hace con nuestros pecados. En la fuente inagotable del sacrificio de Cristo, Él los arroja todos, ¡y nunca más tendrá memoria de ellos!; "Tendré misericordia de sus iniquidades, Y nunca más me acordaré de sus pecados". Heb.8:12 Eso es lo que Cristo hace por todo aquel que decide creer y se arrepiente de corazón.

La paz viene con el perdón. No puede haber paz, hasta que somos perdonados. "No hay paz para los malos(para el pecador)", Isaías 48:22. Nadie tiene derecho a estar en paz, mientras la culpa del pecado permanezca sin ser cancelada. Pero cuando Cristo nos ha perdonado, podemos estar en paz. Entonces no tenemos razón para tener temor en este mundo o en el próximo. "El amor echa fuera el temor" 1 Juan 4:18 Con el perdón de nuestro Rey, Jesús, por muy culpables que seamos, no temeremos mal alguno y podemos estar en paz.- JR Miller

Ninguno puede realmente percibir lo precioso que es Cristo, y la gloria del Evangelio, excepto el corazón roto que ha sido perdonado y restaurado. Aprendemos aquí, que el pecado es una deuda; y todos somos pecadores, somos deudores a Dios Todopoderoso. Algunos pecadores son mayores deudores; pero si nuestra deuda sea más o menos, es más de lo que somos capaces de pagar. Dios está dispuesto a perdonar; y su hijo ha comprado el perdón para aquellos que creen en Él, "pues ha precio de Su Sangre fuimos comprados". 1 Pedro 1:18-19. Cuanto más expresamos nuestro dolor por el pecado, y nuestro amor a Cristo, la evidencia más clara que tenemos es el perdón de nuestros pecados. "El que mucho amó, mucho se le perdonó". Luc.7:47 ¡Qué maravilloso cambio hace la gracia poderosa del SEÑOR sobre el corazón y la vida de un pecador, así como sobre su estado ante Dios, por la plena remisión de Todos sus pecados a través de la fe en Jesucristo!-Mathew Henry

ORACIÓN: SEÑOR, somos pobres y estamos llenos de deudas. Tú eres rico y nuestro acreedor. Ten misericordia de mí, que he contraído tantas deudas como pecados he cometido. ¿Qué padre no perdonaría al hijo caído en extrema pobreza, cualquier deuda, si se lo pide humildemente? Y ¿dónde hay un hijo, oh Padre santo, más pobre y más cargado de deudas que yo? Te pido humildemente: perdóname todas mis deudas de pecados con los que te he ofendido. Oh Dios, de quien es propio perdonar y tener misericordia. He pecado contra tu ley, pero las riquezas de tu tierno amor y compasión sobrepasan infinitamente mis deudas: "Acuérdate, oh SEÑOR, de tu compasión y de tus misericordias, que son eternas", Salmo 25:6, y dígnate perdonar mis pecados.

Padre Celestial, Tú has puesto límites al mar, pero tu compasión no los tiene. Te ruego, por tu infinito amor, por la gracia y méritos de esa pasión que sufrió Jesucristo sobre el árbol de la Cruz, perdona todas nuestras deudas. También te ruego, que me des la suficiente gracia para que pueda perdonar perfectamente a Todos los que me han ofendido; y si ves en mi corazón algún vestigio de imperfección contra mis ofensores, oh SEÑOR, por el fuego de tu amor hazlo desaparecer, quémalo, para que no quede ningún rastro en mi corazón. -F.Sales. Y al recibir tu perdón de manera inmerecida, te unja con el perfume de la total consagración a ti; y sabiendo que mis muchas deudas de pecados han sido perdonadas mucho te ame; con toda mi mente, con todas mis fuerzas y con todo mi corazón, para alabanza de tu gloria por siempre. ¡Amen!