OCTUBRE 19


Porque yo soy el SEÑOR tu Dios, que sostiene tu mano derecha; yo soy quien te dice: "No temas, yo te ayudaré". Isaías 41:13

Una vida temerosa destruye los consuelos espirituales que fluyen de las promesas de Dios. También destruye nuestra experiencia de las promesas, los más dulces goces que tenemos en este mundo. Así como ningún consuelo en la criatura es grato, así también ninguna promesa es dulce para la persona que vive esclava del temor. Cuando los terrores de la muerte son grandes, los consuelos del Todopoderoso son pequeños. En la Palabra escrita, hay todo tipo de promesas vigorizantes, fortalecedoras y reconfortantes. Por Su cuidado y sabiduría, Dios preparó estas para nuestro alivio en días de oscuridad y problemas.

Hay promesas de apoyo bajo las cargas y presiones más pesadas: «No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia» (Is. 41:10). Esta promesa puede hacer clamar al alma temblorosa de alegría como los hombres en la cosecha, o los hombres que dividen el botín. También hay promesas de protección: «En aquel día canta acerca de la viña del vino rojo. Yo el SEÑOR la guardo, cada momento la regaré; la guardaré de noche y de día, para que nadie la dañe". "Oh SEÑOR, ten misericordia de nosotros, a ti hemos esperado; se nuestra fortaleza cada mañana, sé también nuestra salvación en tiempo de angustia". Isa. 27:2-3; Isa. 33:2. "No temeré mal alguno porque Tú estarás conmigo". Salmo 23:4 En tiempos de peligro, estas promesas nos llevan al poder omnipotente de Dios, colocándonos bajo las alas de Su cuidado. —John Flavel

La omnipresencia de Dios es un antídoto y un consuelo en las intensas aflicciones y temores. Los hombres piadosos obtienen consuelo de esta presencia en sus desagradables cárceles y tribunales opresores; en las aguas desbordantes o en las llamas abrasadoras Él estará con ellos Isa 43:2. Y muchas veces Su presencia evita que el arbusto se consuma, cuando parece estar todo en llamas. Aquel que es el santuario de Su pueblo en todas las calamidades, está más presente con ellos para socorrerlos que lo que pueden estar presente sus adversarios con ellos para afligirlos. Él está presente con todas las cosas para este fin. "Los ojos del SEÑOR contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él" 2 Crón. 16:9 Esta presencia supera todos los otros consuelos, y es más valiosa para el cristiano que lo que los graneros de maíz o las bodegas de vino pueden ser para un hombre codicioso Sal. 4:7. -Stephen Charnock

Si en tu temor y aflicción disfrutas de la presencia especial de Dios con tu espíritu, entonces tu aflicción es en amor. "Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti" Isa. 43:2). Tienes la presencia especial de Dios con tu espíritu, fortaleciéndolo, calmándolo, satisfaciéndolo, animándolo y consolándolo. «En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, (es decir, de mis pensamientos turbulentos, intrincados, enredados, entrecruzados y perplejos; como las ramas de un árbol por algún viento fuerte son trenzadas una entre otra) tus consolaciones alegraban mi alma" Sal. 94:19. Aquí se halla la presencia de Dios con tu alma, aquí hay consuelos y deleites que llegan al alma, aquí se encuentra un avivador para fortalecer el espíritu. —Thomas Brooks

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