OCTUBRE 15

"Un cordel de tres hilos no se rompe fácilmente." Eclesiastés 4:12

1.- Cuando Cristo está lejos el alma se siente desolada. Sus pecados se han interpuesto entre su alma y Cristo: " Las maldades cometidas por ustedes han levantado una barrera entre ustedes y Dios; sus pecados han hecho que él se cubra la cara y que no los quiera oír." Isaías 59:2. También puede ser que el SEÑOR ha retirado por un tiempo la luz confortable de Su presencia para probar la fe de Su siervo, para ver lo que hay en su corazón cuando anda en tinieblas, todavía confiará en el nombre del SEÑOR, y permanece en Él. Cualesquiera que sean las razones de esta separación, es la marca segura del creyente que se siente desolado y solo.
2.- La venida de Cristo al pecador es a menudo repentina y maravillosa. Algún texto de la Palabra de Dios, o alguna palabra de un amigo cristiano, o alguna parte de un mensaje, revela a Jesús en toda Su plenitud: El Salvador de los pecadores. También puede ser que Él se dé a conocer al alma desconsolada en la fracción del pan, y cuando dice las palabras amables: "Este es Mi cuerpo quebrantado por tus pecados; esta copa es el Nuevo Testamento en Mi sangre derramada para remisión de los pecados de muchos; Beban todos de él." Mat.26:28-30

3.- La venida de Cristo cambia todas las cosas para el creyente, y su amor es más tierno que nunca. Su naturaleza mundana ha cambiado. En lugar de la espina del corazón crece el ciprés, y en lugar de la zarza crece el mirto; Isaías 55:13. Cada árbol y campo posee una nueva belleza para el alma feliz. El mundo de la gracia le ha cambiado por completo. La Biblia estaba completamente seca y sin sentido antes; ahora, ¡qué inundación de luz se derrama sobre sus páginas! ¡Qué llena, qué fresca, qué rica en significado! ¡Cómo sus frases más sencillas tocan el corazón! El tabernáculo interior de oración estaba antes triste y oscuro; sus frutos era insatisfactorios y secos; pero ahora, cuando el creyente ve al Salvador, como antes no lo había visto en Su lugar Santo, su clamor es: "Cuán amables son Tus moradas, oh SEÑOR de los ejércitos....". Salmo 84:1

Esta es la triple disposición de el perdón de los pecados por la fe, el amor y renovación que la visita del Salvador y SEÑOR Jesucristo, despierta en el corazón del creyente restaurado, forman, por así decirlo, un cordón de tres hilos que no se rompe fácilmente. - RM McCheyne