NOVIEMBRE 5

"Él SEÑOR bendecirá a Su pueblo CON PAZ". Salmo 29:11

Cuando un hombre tiene fe en la sangre de Cristo, no es sorprendente que tenga paz, pues ciertamente tiene garantía de gozar de la más profunda calma que un corazón pueda conocer. El cristiano disfruta de la deleitable serenidad mental, que surge del sentido de reconciliación con Dios. Ha sido perdonado de todos sus pecados y el perdón significa siempre, la restitución de relaciones de paz entre el que perdona y el que es perdonado. El hijo de Dios recibe su paz, pues un sentido de perdón ha sido derramado en abundancia en su alma. Esto es lo que hizo Jesús, nos reconcilió con el Padre y por lo tanto ya no estamos a una distancia, sino que nos acercamos a Él, desplegamos nuestras necesidades ante Él. Somos uno con Dios, y Él es uno con nosotros, por medio de Jesucristo nuestro SEÑOR.

El que anda en la paz del SEÑOR su alma tendrá reposo.Salmo 25:13 Estar en profunda paz con Dios es una bendición pura, y no trae tristeza consigo. Mirar a Jesús y decir: "Él me amó y se entregó a sí mismo por mí"; sentir el mover del Espíritu Santo y rendirnos a sus influencias: esto es una paz inefable o indescriptible. Así es la paz y la dulce calma que reina en el corazón del cristiano. SEÑOR, tú eres nuestra paz. Hiciste nuestra paz con tu Sangre en la Cruz, sé mi todo en todo, para que aunque en el mundo tenga tribulación, y aunque contra mí se levante guerra, en ti tendré paz.

"El SEÑOR bendecirá a su pueblo con paz". Cuando seas rico y descubras que las riquezas traen preocupaciones, llévalas al SEÑOR tu Dios, quien bendecirá a su pueblo con paz. Cuando seas pobre, haz lo mismo. Cuando vengan las preocupaciones familiares, lleva la nueva carga al Señor, porque Él da la paz. Si pierdes un ser querido vuélvete al SEÑOR y cree que Él te bendecirá con paz. Si te enfermas y aparecen sobre ti las señales de una enfermedad mortal, mantén la calma, porque el SEÑOR te bendecirá con paz. Cuando tengas que dejar este mundo entonces, incluso entonces, el SEÑOR te bendecirá con Su paz eterna; y cuando te despiertes al sonido de la última trompeta, el SEÑOR todavía te mantendrá en perfecta paz. Que habitemos por siempre en esa atmósfera serena, y no soltemos nunca esta paz. SEÑOR, renueva mi paz. Yo estoy turbado, "bendíceme con Tu paz". C.Spurgeon

¿Qué necesitamos para ser creyentes de paz? Primero, una profunda convicción de que Dios está obrando. No te desesperes por lo que pasa a tu alrrededor. Con fe serena confía en que todo sucede para bien ‑‑ lo mejor para Dios, lo mejor para el hombre ‑‑ y que Dios está en el corazón de todos, nos calmará en los días más febriles. Segundo, una entrega total a Su voluntad. La voluntad de Dios significa la destrucción de la carne, en cualquier forma que Él la encuentre. Esta paz sólo llega al creyente si ha acabado con el yo, el mundo y el pecado, como principal deseo de tu corazón, Pero es nuestra parte rendirnos a Él; querer su voluntad incluso hasta la cruz; seguir a nuestro líder Cristo en esto, que se entregó sin reservas para ejecutar el propósito de su Padre.Cristo dio su paz a los discípulos; y "la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento es capaz de guardar o proteger nuestros corazones y mentes en Cristo". Fil. 4:7 Es confianza interna y descanso, y no tranquilidad externa.

Saber que el SEÑOR está obrando internamente para darnos el querer y hacer por su buena voluntad. ¡Qué paz tan bendita nos posee cuando nos damos cuenta de que no estamos llamados a originar o iniciar, ni a hacer grandes planes de largo alcance y tratar de ejecutarlos! SEÑOR, mi corazón no es soberbio, ni mis ojos altivos; no ando tras las grandezas, ni en cosas demasiado difíciles para mí; Salmo 131:1 Simplemente debemos creer que Dios está obrando a través de nuestras manos, hablando por nuestra vida, habitando en nuestros cuerpos y cumpliendo en nosotros los buenos propósitos de Su voluntad. ¡Oh que estemos llenos de la paz de Dios! Que no haya precipitación ni inquietud; ríndete a las manos de Dios, para que Él te moldee: ¡Que tu corazón acelerado se calme! Así edificarás para ti y para otros, con un propósito bueno y duradero, para la gloria de Dios. -FB Meyer