"Ve y lávate en el Jordán siete veces, y tu carne se restaurará y quedarás limpio". 2 Reyes 5:10 1A. PARTE
Naamán era comandante del ejército del rey de Siria, con muchos logros pero estaba enfermo de lepra. Enfermedad infecciosa, dolorosa, repugnante e incurable. La experiencia de Naamán refuerza: la insuficiencia del bien terrenal para conferir felicidad al poseedor. Hablando espiritualmente, los incrédulos como Naamán están heridos por la lepra del pecado. Esto empaña cada honor mundano, arruina la escena más hermosa, atenúa las perspectivas más brillantes, modera cada alegría, envenena cada copa.
El instrumento usado para esta sanidad fue una sierva hebrea; la cual le hizo saber a la mujer de Naamám que Dios podía usar al profeta Eliseo para sanidad,2 Re. 5:2-3 de lo que aprendemos cómo Dios puede utilizar un mensajero muy humilde y una palabra incidental. Porque lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar lo poderoso"1 Cor. 1:27 Tan desesperado estaba Naamán con la lepra que acude al rey de Israel, su peor enemigo por ayuda. 2 Re. 5:4-7 De esto se enteró Eliseo por lo que le envió un mensaje sencillo y humilde: "Ve y lávate en el Jordán siete veces, y tu carne se te restaurará y quedarás limpio".Naaman se enojó por las instrucciones de Eliseo 2Re.5:11-12 Fue un duro golpe para su orgullo que le pidieran que bañara su majestuoso aunque leproso cuerpo en las turbias aguas del Jordán, en lugar de en los límpidos ríos de su Damasco natal. No hay diferencia entre Naamán y los incrédulos modernos que, ignorantes de la justicia de Dios, van a establecer la suya propia y emprenden sus propios lavamientos en los ríos de su naturaleza no regenerada, en lugar de lavarse en el río de la Sangre preciosa de Jesús.
Aprendemos de la fe humilde y obediente. El "yo" orgulloso y la voluntad de Naamán deben morir antes de que su cuerpo pueda ser sanado por el toque Divino. Naamán, como todos los demás pecadores orgullosos, al principio rechaza la cruz y está a punto de perder su bendición cuando una palabra de honesta franqueza de sus siervos, mensajeros de Dios, le hacen recobrar la razón. 2 Re.5:13 -AB SimpsonAsí como Naamán, impresionante general leproso se tuvo que bajar del caballo y despojarse de sus ropas, humillarse y entrar al río para poder ser limpio de su lepra, es lo mismo que el SEÑOR espera de hombres y mujeres como tú, que estén dispuestos a descubrirse delante de Su presencia para ser revestidos de Cristo, y ser limpiados y santificados, para que así, puedan llevar a cabo sus propósitos eternos en esta tierra. -Paul Washer
La Fe de Naamán consistió en hacer exactamente lo que el profeta le decía. "Bajó y se sumergió siete veces en el Jordán conforme a la palabra del hombre de Dios; y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio". 2 Re.5:14 Tomó el camino de Dios sin reservas y perseveró en él hasta que llegó su bendición. Quizás la primera, segunda o sexta vez no hubo señales de curación; hasta que obtuvo la sanidad completa que le produjo verdadera humildad. La lepra de su piel no solo fue lavada, sino la lepra y la incredulidad de su alma, inmediatamente queda convencido de que el Dios de Israel es el Dios verdadero, y que no puede haber otro.