"La ley de Dios es perfecta, que convierte el alma"; Salmo 19:7
La Sagrada Escritura "es perfecta". Santiago 1:25 también la llama "la ley perfecta", y se presenta en contraste con los razonamientos imperfectos y fallidos de los hombres. La palabra "perfecta" significa completa, entera, o suficiente. Abarca todos los lados como para cubrir totalmente todo aspecto de una cosa. Es decir, que la Sagrada Escritura cubre todo, no le falta nada; es una fuente amplia de enseñanza por parte de Dios, la cual, por lo tanto encarna todo lo que es necesario para la vida espiritual del pueblo de Dios.
Y su perfección se relaciona con convertir el alma, y allí encontramos al primero de muchos beneficios: convierte el alma, da vida nueva. El término hebreo para "convertir" puede significar revivir, restaurar, refrescar, y el sinónimo favorito aquí, es "transformar". Tiene la idea de que las Escrituras son tan amplias, que cuando son seguidas de manera literal pueden cambiar la vida de una persona; da vida nueva completa en todo aspecto al alma. La Palabra entonces es tan amplia como para tener la capacidad de una conversión, una transformación, una restauración, un nuevo nacimiento y crecimiento espiritual, para llevar a la perfección a la persona entera.
Pablo recuerda a Timoteo: "las Escrituras pueden hacerte sabio para la Salvación por la fe, y no solo eso, sino para hacerte perfecto, enteramente preparado para toda buena obra". 2 Tim. 3:15-17 La Palabra de Dios tiene el poder transformar el alma, es tan amplia en su obra, que puede moldear un alma y hacerla en lo que Dios desea que la persona sea; y eso comienza en la conversión. Dice 1 Pedro 1:23-24 “Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre”. En otras palabras, el nuevo nacimiento, la conversión, la transformación, es llevada a cabo por la Palabra de Dios; “Y esta es la Palabra que por el Evangelio les ha sido predicada”,1Pedro 1:25
Pablo también dijo que el "Evangelio de Cristo en sí mismo es "poder de Dios para salvación", Rom. 1:16. La Escritura provee un cimiento sobre la cual la vida y el destino eterno puede ser construido sin titubeo alguno. Si la Palabra tiene la capacidad de cambiar y salvar una vida; Entonces, no necesitamos alterar el Evangelio. No debe ser contaminado con promesas de éxito material que impulsan a la codicia. Los falsos maestros no creen en la suficiencia del Evangelio para salvar y convertir el alma por sí solo, y para hacerlo más atractivo y "efectivo" lo han empacado en un plan de mercadotecnia sofisticado. Otros acuden a la filosofía, metafísica y sabiduría humana, para completar según ellos, su deficiencia.
"¡Oh qué tesoro raro es la Palabra de Dios! Es el campo donde la verdadera Perla de Gran Precio, Cristo, está escondida. Luc.13:46 La Ley de Dios es un tesoro divino para enriquecernos!! En ella están Todas las riquezas que proceden del verdadero conocimiento del Misterio de Dios, CRISTO, Col. 2:2. En esta Ley de Dios están dispersas tantas verdades como Diamantes Preciosos, que adornan el corazón del hombre interior. David tomó la Ley de Dios como su herencia; "Tus leyes son mi tesoro, son el deleite de mi corazón. Sal. 119:111. En esta Mina Bendita cavamos hasta que encontramos El Cielo." Tomas Watson
La Palabra(la ley) de Dios "es perfecta", es absolutamente pura, no tiene mancha, no tiene error. ¡Cuidado con adulterar la Palabra de Dios! Advierte el SEÑOR el alto precio que se puede pagar por manipular, torcer, agregar o quitar específicamente al Libro de Apocalipsis, y a las Escrituras en general: "Si alguno le añade algo, Dios le añadirá a él las plagas descritas en este libro. Y si alguno quita palabras de este libro de profecía, Dios le quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa, descritos en este libro", Apoc. 22:18-19. Esta prohibición se encuentra en otros versículos: Duet.4:2, Prov. 30:6, Gal.1:6-9. Sí, La Biblia es absolutamente suficiente para salvación; para enseñar, corregir, instruir en justicia; es suficiente para hacer al hombre de Dios perfecto, enteramente preparado para toda buena obra, sin que le falte nada. 2 Tim.3:16-17. Por:Gracia a vosotros