"Lejos esté de mí que peque contra el SEÑOR CESANDO DE ORAR por ustedes." 1 Samuel 12:23
Aquí hay una maravillosa revelación de amor por los demás. Samuel había sido beneficiario de la grandeza de la fe y oración de su madre, Ana, que siendo estéril, pidió con insistencia tener un hijo. Y este hijo anhelado de Ana llegó a ser un intercesor poderoso, especialmente en los casos de crisis en la historia del pueblo de Dios. El compendio de su vida y de su carácter se halla en la siguiente afirmación: "Samuel clamó al SEÑOR en favor de Israel, y el SEÑOR le oyó" 1 Sam 7:9. La victoria de Israel fue completa, constituyéndose el "Ebe-nezer", que en Hebreo significa "Piedra(Roca) de Ayuda", como el memorial de las posibilidades y de la necesidad de la oración. 1 Sam. 7:12
Samuel clamó a Dios, e hizo tronar y llover en aquel día, aunque era una estación seca, la de la siega, ante los aterrorizados hijos de Israel. Hablando al pueblo de Dios, dijo: "Así que, lejos esté de mí que peque yo contra el SEÑOR cesando de rogar por ustedes." 1 Sam. 12:23. Estas grandes ocasiones muestran que este notable juez y profeta de Israel había hecho de la oración un hábito continuo por Israel. La oración no era un ejercicio extraño para él, se había acostumbrado a ella; y de ella, precisamente, recibía las respuestas de Dios. Gracias a tales oraciones, la causa de Dios fue levantada de la condición caída en que se encontraba y hubo un avivamiento nacional, del cual David fue uno de los frutos. Samuel es, pues, una ilustración evidente de las posibilidades de la oración. - E M.Bounds
Samuel, No podía dejar de orar por Israel, aunque la gente lo provocó. No cesó de orar, porque su causa era la causa de Dios. La "intercesión" es una ampliación en la oración, un extenderse de sí mismo hacia los demás. Y nosotros tenemos, en Cristo, un Sumo Sacerdote que "vive perpetuamente para interceder...." Heb. 7:25 ¡Qué poderosa promesa y cuán grande es esta muestra de amor hacia nosotros! ¡Cristo vive para nosotros, no para sí mismo! ¡Intercesor de intercesores perfecto y eterno que ora en el cielo por ti y por mi! Su Preciosa Sangre nos lleva directamente y con plena seguridad a la presencia de un Dios santo. (Heb. 10:18, Heb.4:16) Ninguna enfermedad lo debilita, ninguna mancha o pecado lo incapacita; por encima de los cielos y desde el trono ejerce su ministerio. Él salvará y ayudará a ser dignos del cielo, a Todos los que se acercan con Fe a Él.
El Padre nos dió a Su Hijo, Cristo, de una vez por todas con esta condición, para que todo lo suyo sea nuestro y nos enseña lo que Cristo está desempeñando su oficio como Sumo Sacerdote; intercediendo por nosotros para que podamos obtener el favor de Dios. Esto es lo que Cristo está haciendo siempre, porque fue con este propósito que resucitó de entre los muertos "¿Quién nos podrá condenar? Cristo Jesús es el que murió; más aún, es el que también resucitó; y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros". Rom.8:34. ¡Dios nos hace uno solo con Cristo, el Gran Intercesor, en Su oración por la salvación del mundo entero! Ésta es una lección que nadie sino Dios mismo por Su Santo Espíritu puede enseñarnos, de lo contrario sería imposible.
Si en verdad Cristo, habita en nuestros corazones nuestra vida debe ser en todo lo que hagamos, una vida de oración como la de Él. Por tanto, no desmayemos, sigamos orando unidos a Cristo como la rama a la Vid. Juan 15:5. "¡Cuántos hombres han sido impresionados profundamente, incluso con la sola idea de que alguien estaba orando por ellos! Considero este cúmulo de oraciones la herencia más hermosa de la tierra" -John Flavel. "Si Jesús te amó cuando estabas lleno de corrupción; ¿Acaso no te escuchará ahora, que eres heredero del cielo?" -C.Spurgeon.