ENERO 12

"Pero ¡ay de ustedes, fariseos! Porque pagan el diezmo de la menta y la ruda y toda clase de hortaliza, y sin embargo pasan por alto la justicia y el amor de Dios; pero esto es lo que debían haber practicado sin descuidar lo otro".  Lucas 11:42

¡Ay! Es una advertencia de castigo. El SEÑOR, con infalible precisión, indica el destino inevitable en el que debe incurrir una conducta como la de los fariseos, que llevaron al extremo su celo por pagar los diezmos por el servicio del templo y, sin embargo, descuidaron los deberes más claros para con Dios y su prójimo. "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el gran y primer mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la Ley y los Profetas", Mat.22:37-40 Eran escrupulosos hasta el extremo en las pequeñas cuestiones de la ley ceremonial; y, sin embargo, ignoraban por completo los primeros principios más simples de justicia hacia el hombre y amor hacia Dios.

Lamentablemente, la conducta de los fariseos en este asunto no es la única. Nunca han faltado maestros de la Palabra de Dios, que han exaltado las segundas cosas del cristianismo muy por encima de las primeras, y en su celo por las segundas cosas finalmente han descuidado por completo las primeras. Ciegamente siguen la precisión en lo menor para su horrible maldad en lo más importante. Ante esta escrupulosidad para cosas tan mínimas, debería ello ser exponente de una escrupulosidad mayor para las cosas fundamentales. Observan los preceptos más secundarios, pero olvidan lo esencial y acaban por engañarse a sí mismos y terminan siendo peor que los incrédulos.

"Pasan por alto la justicia y el amor de Dios"; es decir, hacen énfasis en las ceremonias magníficas, diezmos y ofrendas pero dejan de lado lo más importante: La obra de Cristo en la cruz, haciendo que sea poco valor, y que la justicia de Cristo no tenga efecto en el corazón. Así trabajan para socavar la necesidad de la salvación en Cristo, al establecer y enseñar a otros a hacer lo mismo, una justicia propia según la ley y las obras y no por la fe; "El ser hallado en Cristo, no teniendo mi propia justicia, que es de la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la Justicia que es de Dios por la fe". Fil.3:9, y así logran que la cruz de Cristo sea de poco valor, y que la justicia de Cristo no tenga efecto. Al negar la caída del hombre y la necesidad de un rescate por Gracia, establecen el reino de Satanás y, como hijos del diablo luchan contra el reino de la gracia.

"Seamos generosos en la entrega de nosotros mismos a Cristo y el compartir con otros nuestra fe en Él, su salvación, su amor y gozo. ¡Aquí no hay ley del diezmo! ¡Darlo todo! -FB Meyer

Vigilemos y oremos para que podamos observar una proporción bíblica en nuestra Fe. Tengamos cuidado de no poner las segundas cosas fuera de su lugar, y así perder poco a poco de vista las primeras por completo. Cualquiera que sea la importancia que le damos a la parte ceremonial del cristianismo, nunca olvidemos sus grandes deberes prácticos. La enseñanza que nos inclina a pasarlos por alto tiene algo radicalmente defectuoso. Podemos ser débiles, errados y frágiles, y estar muy por debajo de nuestras metas y deseos. Pero en cualquier caso, si profesamos creer en Cristo, seamos sinceros. -JC Ryle

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