"Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayan padecido un poco de tiempo, él mismo....LOS AFIRME" 1 Pedro 5: 10.
He tomado este texto como una bendición de año nuevo. "El Dios de toda gracia;" de la gracia que revive, que convence, que perdona, que cree, el Dios de la gracia que consuela, apoya, y sostiene. Si Él es Dios, no de una gracia, ni de dos gracias, sino de todas las gracias; si en Él está almacenado un suministro infinito, ilimitado. Entonces, me atreveré a pedir que mi temperamento airado me sea quitado, que mi terquedad sea extirpada, que mis imperfecciones sean cubiertas, que me afirme en la fe y en sus caminos, que todos mis temores sean desarraigados y mi piedad no se extinga. Puedo pedir que un día camine por las calles de oro, "ceñido con las vestiduras de mi Salvador", estar en el pleno brillo de la gloria de Dios, y clamar: "Quién acusará a los escogidos de Dios" Rom.8:33. Sí, puedo solicitarlo, y lo tendré, pues Él es "el Dios de Toda gracia".
No es suficiente que el cristiano haya recibido una perfección proporcional, si no es afirmado. Entonces, ser afirmado, es un deseo muy necesario para el cristiano, porque no es mejor que la flor del campo que hoy está y que se seca cuando se levanta el sol con calor abrasador, a menos que Dios lo afirme. Oh, que Dios les otorgue esta rica bendición, para que no sean como el humo de una chimenea, que es rápidamente dispersado por el viento: que su bondad no sea como el rocío de la mañana que se evapora; sino que sean afirmados, y que cada bien que tengan sea un bien permanente.
Que su fe esté construida con material de piedra que aguantará ese horrible incendio que consumirá la madera, el heno, y la hojarasca del hipócrita. Que estemos cimentados y arraigados en el amor. Que sus convicciones sean profundas. Que su amor sea real. Que sus deseos sean sinceros. Que su vida entera esté establecida, fijada y afirmada, para que todas las ráfagas del infierno y todas las tormentas de la tierra sean incapaces de conmoverlos.
Oro porque la bendición del apóstol sea derramada en nosotros, independientemente de que seamos jóvenes o viejos, pero especialmente en aquellos que han conocido por largo tiempo a su SEÑOR y Salvador. No se les debe estar enseñando siempre los primeros rudimentos: deben proseguir a algo más elevado. Se están acercando al cielo; oh, ¿a qué se debe que no avanzan? Oramos por nosotros y por ustedes, para que esta bendición se cumpla en ustedes, para que puedan ser afirmados. Para que no se ejerciten más en la duda. Para que su interés esté en Cristo. Para que se sientan seguros en Él. Para que descansando en la roca de las edades, Cristo, puedan saber que no perecerán mientras están afirmados en Él. Oramos por todos porque nuestra esperanza esté fijada únicamente en la sangre y la justicia de Jesús, y que esté tan firmemente arraigada, y que seamos "como el monte de Sion, que no se mueve sino que permanece para siempre" Salmo 125:1.
Estar afirmados en Cristo es una joya de bendición, pero no podemos obtenerla sino "después de haber padecido un poco de tiempo". Debemos padecer un poco de tiempo, para luego ser afirmados. No esperemos que el joven roble eche sus raíces tan profundamente como el roble viejo. Esos viejos nudos en las raíces, esos extraños quiebres de las ramas, todos hablan de las muchas tormentas que han azotado al viejo árbol. Pero son indicadores también de las profundidades a las que se han sumergido las raíces; y todos le dicen al leñador que espere partir primero una montaña que arrancar a ese roble de raíz.
Que durante este año podamos vivir más cerca de Cristo de lo que hemos vivido antes. Estemos convencidos de ello: cuando pensamos mucho en Cristo es cuando pensamos menos en nosotros mismos, en nuestras aflicciones, y en las dudas y temores que nos asedian. Comienza a hacerlo en este día, y que Dios te ayude. No permitas que pase ningún día de este año y de nuestra vida, sin una visita al huerto de Getsemaní y la cruz del Calvario.- C.Spurgeon