El SEÑOR dijo: "Ahora bien, ustedes los fariseos limpian lo de afuera del vaso y del plato; pero por dentro están llenos de robo y de maldad.... Den más bien lo que está dentro como obra de caridad, y entonces todo les será limpio. Lucas 11:37-42
"Un fariseo le rogó que comiera con él; y Jesús entró y se sentó a la mesa". Luc.11:37 Vemos el ejemplo de nuestro SEÑOR, cuando es necesario ir en compañía de los inconversos. Cristo es nuestro modelo y hay ocasiones en que el siervo de Cristo debe mezclarse con los incrédulos. Puede haber temporadas en las que sea un deber mantener tratos sociales con ellos, aceptar sus invitaciones y sentarse a sus mesas. Pero nada debe inducir al cristiano a participar en los pecados y cosas frívolas del mundo. No debe retirarse por completo de la sociedad de los inconversos, sino cuidarse del mal. Por eso, oró el SEÑOR por nosotros diciendo: "No ruego que los quites del mundo, sino que los protejas del mal" Juan 17:15. Tengamos cuidado de estar en la compañía de los incrédulos con el mismo espíritu de Cristo. Recordemos su osadía al hablar de las cosas de Dios. Él siempre estaba "en los negocios de su Padre". Recordemos su fidelidad al reprender el pecado.
Notemos la necedad que acompaña a la hipocresía. El fariseo con quien nuestro SEÑOR cenó, se extrañó porque Él "no se lavó primero antes de cenar".Luc.11:38 Pensaba, como la mayoría de los de su orden, que había algo impío en no hacerlo, y era un signo de impureza moral. Nuestro SEÑOR señala lo absurdo de conceder tanta importancia a la mera limpieza del cuerpo, mientras se pasa por alto la limpieza del corazón. Le recuerda a su anfitrión que Dios mira el interior del hombre mucho más que el exterior. Tengamos siempre presente que el estado de nuestro corazón es lo principal para Dios. "El hombre mira las apariencias exteriores, pero el SEÑOR mira el corazón" 1 Sam. 16:7 Los lavados corporales, los ayunos, los gestos, las posturas y las mortificaciones de la carne autoimpuestas son completamente inútiles si el corazón está equivocado.
Y hace la pregunta inquisitiva: "¿El que hizo lo de afuera, no hizo también lo de adentro?" Luc. 11:40 El mismo Dios que formó nuestros pobres cuerpos moribundos, es el Dios que nos dio un corazón y un alma. La conducta devota externa, un semblante solemne y un amén en voz alta, son todos abominables a los ojos de Dios, mientras nuestros corazones no sean lavados de su maldad y renovados por el Espíritu Santo. Que nunca se olvide esta advertencia. -JC Ryle
"Den más bien lo que está dentro como obra de caridad, y entonces todo les será limpio" Luc.11:42 Dios vive en el corazón del hombre, cuando este corazón vive desprendido de todo lo que no es Él. Cuando el corazón se da cuenta de que Dios llama a sus puerta para entrar Apoc 3:20, barriendo y limpiando todos sus aposentos, se dispone a recibir al Único que llena de veras, Jesucristo. Qué lindo es vivir así, sólo con Dios dentro del corazón. Qué dulzura tan grande es verse lleno de Dios. Qué fácil debe ser morir así. Qué poco cuesta, mejor dicho, nada cuesta, hacer lo que Él quiere, pues se ama Su voluntad, y aun el dolor y el sufrimiento, es paz....
Sólo Dios llena el alma, y la llena toda.... Que vengan los sabios preguntando dónde está Dios. Dios está donde el sabio con la ciencia soberbia no puede llegar. Dios está en el corazón desprendido, en el silencio de la oración, en la entrega y sumisión de la propia voluntad, en el estar vacío del mundo y sus criaturas. Dios está en la Cruz, y mientras no amemos la Cruz, no le veremos, no le sentiremos. -Rafael Arnaiz
ORACIÓN: SEÑOR, toma mi corazón, mi cuerpo y mi alma. Para que esté postrado a tus pies sin ya nada querer, más que a Tí. ¿Mi voluntad? ¿acaso, SEÑOR, deseo lo que Tú no deseas? Dímelo. Haré tu voluntad, y pondré la mía a tu lado… Amo todo lo que Tú me envíes y me mandes, tanto en prosperidad como en sufrimiento, tanto estar aquí como allí, donde tú dispongas está bien. Mi vida tómala, SEÑOR Dios mío, la rindo a ti. ¡Cómo no ser feliz así! Si el mundo y los hombres supieran. Pero no sabrán; están muy ocupados en sus intereses; tienen el corazón muy lleno de cosas que no son Dios.
Vive el mundo muy para un fin terreno; sueñan los hombres con esta vida, en que todo es vanidad, y así no se puede encontrar la verdadera felicidad que es el amor a Dios. Quizás se llegue a comprender, pero para sentirla hay que vivirla, y muy pocos renuncian a sí mismos y toman su cruz, Mat. 16:24. SEÑOR, sostenme con tu mano y no permitas que mi pie resbale, pues si Tú no lo haces¿quién me ayudará? Pues "si Tú no edificas mi corazón en vano trabajan los constructores" Sal. 127:1 Te amo SEÑOR, fortaleza mía; Mi Señor y Dios, tú eres mi roca, mi defensor, ¡mi libertador! Tú eres mi fuerza y mi escudo, mi poderosa salvación, mi alto refugio.¡En ti confío! Salmo 18:1-2 ¡Amén!