"Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: "¡Salve, muy favorecida! El SEÑOR es contigo; bendita tú entre las mujeres". Lucas 1:28
Debemos notar, en segundo lugar, el alto privilegio de la Virgen María. Es muy notable el lenguaje que le dirige el ángel Gabriel. Él la llama "muy favorecida". Él le dice que "el Señor está contigo". Él le dice: "Bendita tú entre las mujeres". Debemos admitir con justicia que ninguna mujer fue jamás tan honrada como la madre de nuestro SEÑOR. Es evidente que sólo una mujer entre los incontables millones de la raza humana, podría ser el medio por el cual Dios pudiera "manifestarse en la carne", y la Virgen María tuvo el poderoso privilegio de serlo. Por una mujer, el pecado y la muerte fueron introducidos en el mundo al principio. Por el parto de una mujer, la vida y la inmortalidad salieron a la luz cuando nació Cristo. No es de extrañar que María fuera llamada "muy favorecida" y "bendita".
Los cristianos nunca deben olvidar una cosa en relación con este tema. Hay una relación con Cristo al alcance de todos nosotros, una relación mucho más cercana que la de la carne y la sangre, una relación que pertenece a todos los que se arrepienten y creen. "El que hace la voluntad de Dios", dice Jesús, "ese es mi hermano, mi hermana y mi madre". "Bendito el vientre que te parió", dijo un día una mujer. ¿Pero cuál fue la respuesta de Jesús? "¡Sí! Antes Bienaventurados los que oyen la Palabra de Dios y la guardan". Marc.3:35; Luc. 11:27. -JC Ryle
Un pequeño pensamiento bastará para mostrar la idoneidad de María, y también dirigirá la mente hacia las cualidades femeninas que Dios honra. 1. Humildad. Fue esto lo que hizo grande a María. Nunca se impuso al mundo ni trató de obtener la más mínima parte de la gloria de su Hijo. El papel que se le dio, se contentó con realizar con absoluta abnegación y obediencia. Se mostró humilde cuando el ángel le hizo su maravilloso anuncio; y mansa y humilde de corazón permaneció hasta el fin." Engrandece mi alma al Señor; Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.Porque ha mirado la bajeza de su sierva;Pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones". Luc 1:47-48
2. Resignación. "He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra" Luc.1:37 Ella aceptó su suerte, cualquiera que fuera, sin ninguna queja ni ningún intento de tener las cosas de otra manera. 3. Tranquilidad. Siempre estaba más dispuesta a estar en silencio que a hablar. De cuántos errores debe haberse salvado así. 3. Fidelidad. No solo al principio, sino hasta el final, estuvo a la altura de las tareas que se le impusieron y cumplió los mandamientos de Dios. “No es lo que deseo, sino lo que debo hacer”, fue la regla que siguió. -Marianne Farningham.
Maria de la que salió aquella única y singular flor y fruto, de donde nace y germina la semilla de todas las virtudes y dones espirituales; Jesucristo, Flor suave que despide el olor más fragante: fruto cuya dulzura llena de alegría. Bendita vara de la raíz de Jessé, Isa.11:1, bendita Flor (Rosa de Sarón y lirio de los valles Cant.2:1) que de tal raíz salió. Esta Flor brotó en la concepción, apareció en el nacimiento, se marchitó en la pasión y volvió a florecer en la Resurrección. Jesús, fruto bendito del vientre de María, recrea mi alma y líbrame de la miseria con tu amabilidad y dulzura. -Ludolphus
ORACIÓN: ¡Oh Jesús Hijo del Dios vivo! que por la voluntad del Padre, cooperando el Espíritu Santo, descendiste del seno de tu mismo eterno padre al útero virginal de Maria, saliendo de allí como un río caudaloso de gracias, y declinando por la humildad de los valles, fuiste concebido inefablemente en él, y tomaste de ella carne y sangre. Por tus méritos descienda sobre mi, Jesús misericordioso tu santa gracia, por la que te desee solo a ti, y por la fe y el amor te conciba en mi corazón; y obrando en mi con la dulzura de tus influencias, dé frutos saludables de verdadero arrepentimiento, y consiga mi salvación eterna,- Amén. -Ludolphus