DICIEMBRE 15

"Espera al SEÑOR; esfuérzate y aliéntese tu corazón. Sí, espera al SEÑOR" Salmo 27:14

Cuando Dios tarda, El no está inactivo. Él está preparando Sus instrumentos, Él está madurando nuestras facultades, y en el momento señalado nos levantaremos con el poder que necesitamos para nuestra tarea. La impaciencia es la ansiedad, anhelo, intranquilidad por algo que se espera o se desea. Pero debemos aprender a esperar en el SEÑOR pues el no esperar Su tiempo y Su voluntad traerá grandes consecuencias. Esto le sucedió a Abraham y a Sara cuando se adelantaron a la voluntad de Dios ante la promesa de Dios que tendrían un hijo, Gén. 15:1- 4, se dejaron cegar por las aparentes imposibilidades, ya que Sara su esposa era estéril y ambos eran de avanzada edad. Entonces, buscaron su propia solución, así Abraham incitado por Sara, tuvo un hijo con Agar, esclava egipcia Gén. 16:1-16. Dijo el SEÑOR de Ismael: "Y él será hombre fiero; su mano será contra todos, y la mano de todos contra él, y delante de todos sus hermanos habitará", Gén.16:12.


Desde que Dios dió la promesa a Abraham pasaron 14 años cuando nació Isaac, Gén. 21:1-3, y así Dios cumplió Su promesa. Siendo Isaac el hijo prometido que heredaría las bendiciones de Abraham, se generó una hostilidad y un conflicto entre los dos hijos, causando esta división: Los descendientes de Isaac hijo de Abraham forman la nación de Israel. Y los árabes son descendientes de Ismael, también hijo de Abraham. Desde entonces hasta hoy, han estado en conflicto los países arabes incluyendo a Palestina con los judíos de Israel y del mundo. Aprendemos de Abraham y Sara las consecuencias de la impaciencia. "Aunque la visión va a tardar todavía algún tiempo, su cumplimiento se acerca, y no dejará de cumplirse. Aunque tarde, espera a que llegue, porque vendrá sin falta". Hab.2:3

Dios nunca hace las cosas de prisa, por el contrario, invierte muchos años en todos aquellos que espera utilizar para un gran trabajo. El nunca piensa que los días de preparación son demasiado largos o penosos. A veces el ingrediente más difícil de soportar en el sufrimiento es el tiempo. Un dolor agudo que dura poco tiempo se sobrelleva fácilmente; pero cuando la aflicción nos atormenta constantemente durante muchos años de la misma manera y con la misma rutina de desesperación agonizante, el corazón llega a perder su fortaleza y sin la gracia de Dios, con toda seguridad que nos hundiremos en la desesperación. Dios nos enseña con el fuego de dolores prolongados, fue el caso de José. "Él se sentará como un refinador y purificador de plata," Mal.3:3, pero Él sabe por cuánto tiempo, así como el orfebre, pasa el oro por el fuego para refinarlo hasta el momento que ve su imágen en el metal.

Quizás no veamos ahora el resultado del bellísimo plan que Dios está escondiendo en la sombra de Su mano; puede aun estar escondido por mucho tiempo; pero la Fé puede estar segura que Él está esperando con calma la hora cuando con un éxtasis de oración diremos, "Todas las cosas han obrado para mi bien." Rom.8:28 Dale tiempo a Dios para que te hable y revele Su voluntad. El nunca obra demasiado tarde; aprende a esperar. Él nunca llega demasiado tarde; Él sabe lo que es mejor. No te molestes en vano, descansa hasta que Él decida el tiempo de cumplir Su voluntad. No corras de una manera impetuosa, aprende a esperar el tiempo que Él te indica y quiere que actúes. David se sintió tentado a la impaciencia, por lo menos tuvo que esperar entre 15 y 20 años, antes que se cumpliera la promesa que Dios le había hecho que sería rey de Israel, 1 Sam.15 y 2 Sam.5:4. Cuán débil parecía su esperanza de llegar alguna vez al trono; sin embargo, David esperó pacientemente en el SEÑOR hasta que lo puso en posesión del reino. "Alma mía, espera en silencio solamente en Dios" Salmo 62:5

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