"A ti alzo mis manos, Mi alma te anhela como la tierra sedienta". Salmo 143:6
En la despensa del SEÑOR hay muchas cosas que pueden satisfacer a sus hijos. En su bodega hay mucho vino que puede calmar toda su sed. Ten hambre de Él hasta que te llene. A Él le agrada la importunidad de las almas hambrientas. Si se retrasa, no te vayas, cae de nuevo a Sus pies. Cada día podemos ver cosas nuevas en Cristo. Su amor no tiene fondo. ¡Cuán bendecidos somos de disfrutar este invaluable tesoro del amor de Cristo! De ser dominados y subyugados en Su amor, de forma que Cristo sea nuestro todo y todas las demás cosas no sean nada. ¡Oh, qué bueno es que estemos listos para la llamada de nuestro SEÑOR! Su amor tiene infinitas capas que los creyentes no alcanzamos a comprender.
Te insto a que tengas una comunión más cercana y creciente con Cristo. Hay velos que quitar en Cristo para ver lo que nunca hemos visto. En Él existen nuevos pliegues de amor. Cava profundamente, suda, esfuérzate y acepta dolores por Él, y aparta tiempo en el día para estar con Él en oración. Vive en el amor de Cristo. Su amor es tan real que no esperará hasta mañana, sino que debe tener el trono de toda tu alma. Es una necedad dividir nuestro pequeño y estrecho amor. Es mejor darlo todo a Cristo.
No pongas en lo terrenal más amor. Pon tu alma y tu peso sobre Dios, haz de Él tu único y mejor amado. Tu tarea en esta vida es asegurarte una eternidad de gloria para tu alma y emparejar tu alma con Cristo. Le debes a Cristo tu amor, incluso si pudiese ser mayor que el de todos los ángeles juntos. Mira hacia Él y ¡amale! Mi consejo es que te apartes y dejes la multitud, y que dejes que Cristo sea tu compañía. Que aquellos que aman este mundo presente lo tengan, pero Cristo es una porción más digna y más noble. Benditos son aquellos que lo poseen. -Samuel Rutherford