ENERO 29

"No menosprecies el día de las pequeñeces". Zacarías 4:10

El menosprecio por lo pequeño es una de las inclinaciones más comunes de la naturaleza humana. El mundo está obsesionado por las cosas grandes y los cristianos podemos sentirnos intimidados ya sea por un trabajo, un grupo,un ministerio pequeño, una oración pequeña y una vida pequeña. Necesitamos escuchar la palabra del profeta Zacarías a un pueblo cautivado por lo grande: "No menosprecies el día de las pequeñeces".

Nuestro SEÑOR habló de los pequeños comienzos de Su reino, con “un grano de mostaza” Mat.13:31. El día de las cosas pequeñas es el día de las cosas preciosas. En el curso de sus tres años con Jesús, los discípulos redefinieron sus ideas de lo grande y lo pequeño una y otra vez. Como la mayoría de nosotros, ellos habían permitido que el mundo determinara estos términos. Para ellos, las cosas grandes incluían a personas importantes, grandes multitudes y un status codiciado (Mat. 19:13–15 ; Marc. 10:35–37). Si somos en verdad fieles "en el día de las pequeñeces", nuestra pequeña obediencia se convertirá en grande, pero no de un momento a otro, ni de la forma en que esperamos.

Pero lo que es pequeño entre los hombres es grande a la vista de Dios (Luc. 16:15); Orar, dar y ayunar en secreto (Mat. 6:1–18); El que quiera ser líder entre ustedes deberá servir a los demás, y el que quiera ser el primero entre ustedes deberá convertirse en esclavo. Mat. 20:26-27. El que es humille como un niño, ése es el mayor en el reino de los cielos (Mat. 18:3–4); visitar a las personas olvidadas en lugares olvidados (Mat. 25:36); dar un vaso de agua a un pequeño de Jesús (Mat. 10:42). Tus pequeñas obras si son hechas con Fe en Cristo, serán grandes. Ninguna influencia buena en los demás es pequeña. "Satanás teme "el día de las pequeñeces" en nuestras vidas porque él ve las grandes cosas que Dios puede hacer en éstas, y lo que puede sacar de éstas"- Spurgeon

Mientras esperamos que lo grande venga seremos tentados a menospreciar las pequeñeces: Un ministro puede trabajar más en construir un imperio que en predicar el Evangelio, en lugar de plantar, regar y esperar para que Dios dé el crecimiento (1 Cor. 3:5–7). Cualquiera de nosotros puede olvidar la obediencia pequeña por tareas que se ven más interesantes. A lo que Zacarías dice: “No por el poder ni por la fuerza, sino por mi Espíritu" (Zac. 4:6). Las grandes cosas para la gloria de Dios vienen sólo del Espíritu, a medida que Él obra en Su pueblo pequeño, pero fiel. No debemos despreciar el día de las cosas pequeñas, porque el poder de Dios aún puede hacer que los instrumentos más débiles produzcan los mejores resultados. El predicador más débil puede ser el instrumento de honor de la conversión, cuando el más elocuente ha predicado en vano.


El día viene cuando el espejismo del mundo dará lugar a una vista clara y un juicio justo. Entonces, “muchos primeros serán últimos, y los últimos, primeros” (Mat. 19:30). Entonces veremos cuán pequeñas son las grandes cosas del mundo y cuán grande es "el día de las pequeñeces". Nuestro trabajo es llevar el fruto de fidelidad del Espíritu mientras esperamos que Dios traiga las grandes cosas (Gál. 5:22-23). Y ver, por fe, que el día de las cosas grandes según Dios viene. Hasta ese momento, no descuidemos "el día de las pequeñeces".- Scott Hubbard

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