FEBRERO 23

"Y nosotros, que a cara descubierta reflejamos la gloria del SEÑOR, estamos siendo transformados a su semejanza con gloria cada vez mayor". 2 Corintios 3:18

El conocimiento salvador es un conocimiento transformador, que cambia el alma. La luz divina golpea el corazón, lo calienta y lo mejora; lo transforma y lo cambia; ¡ lo moldea y le da forma a la semejanza misma de Cristo! Los naturalistas observan que la perla, por el impacto frecuente de los rayos del sol sobre ella, se vuelve radiante. De la misma manera, la frecuencia del brillo del Sol de justicia, Cristo con Sus rayos divinos, sobre los santos, los hace brillar; santidad, justicia, mentalidad celestial, humildad, oración, Palabra de Dios....etc. La luz divina arroja una belleza y gloria generales sobre el alma; ¡transforma al hombre cada vez más a la gloriosa imagen de Cristo! Mira cómo el niño recibe sus rasgos de sus padres; de la misma manera, los rayos de luz y conocimiento divinos que brillan en el alma, imprimen la imagen viva de Cristo en ella.

El solo conocimiento teórico puede hacer que un hombre sea excelente para alabar los gloriosos y dignos actos y virtudes de Cristo; pero el conocimiento transformador que acompaña a la salvación hace que el hombre imite divinamente los gloriosos actos y virtudes de Cristo. Cuando un rayo de luz divina brilló desde el cielo sobre Pablo, ¡ah, cómo lo cambió y lo transformó! ¡Cómo lo alteró! Hizo que su alma rebelde para a ser obediente: "SEÑOR, ¿qué quieres que haga?" He. 9:6. La luz divina impone al hombre la feliz necesidad de obedecer a Dios.

La luz de Cristo convirtió a Pablo de un perseguidor en un predicador, de destructor de los santos, en un fortalecedor de los santos, de atormentador en un consolador, este notorio blasfemo fue convertido en un gran admirador de Dios y las acciones de Su gracia gratuita. Así también, cuando una chispa de este fuego celestial cayó sobre el corazón de María Magdalena, ¡oh qué cambio, qué transformación hace en ella! Ahora ama mucho, cree mucho, se arrepiente mucho y llora mucho. ¡Oh qué cambio produjo la luz divina en Zaqueo y en el carcelero de Filipos!

En verdad, si tu propia luz del conocimiento bíblico no te cambia y transforma, y sigues tan vil como siempre; Entonces, ¡Tu luz, Tus conocimientos, tus nociones, tus especulaciones, serán como el fuego! Ese conocimiento que no es luz transformadora, al final atormentará al hombre, será ¡una espada para cortarlo, una vara para azotarlo, y un gusano que lo roe eternamente! Marc.9:48 Dios al final no poseerá más conocimiento que el que deja el sello de Cristo, la huella de Cristo, la imagen de Cristo en el corazón; que cambia y transforma el alma, que hace un hombre nuevo, un hombre diferente de lo que era antes que Su luz brillara sobre él. Convertido a Su semejanza con gloria cada vez mayor". - Thomas Brooks

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